miércoles, 14 de febrero de 2018

14 de Febrero


El “Día de los Enamorados” relacionado  también con el día de  la pareja responde a una necesidad natural del ser humano de  emparejarse.
El emparejarse ha tenido   que ver con la necesidad de procrearse y perpetuarse en la especie, una necesidad meramente interesada en un objetivo muy claro.
Pero ¿está el amor involucrado dentro de esta natural necesidad de emparejarse?  Al parecer en la estructura humana el amor juega un papel muy importante en  esto de emparejarse.
Por amor se desea estar con el otro, el amor necesita ser entregado y recibido, el amor  lo abarca todo y  todo se percibe bajo el esplendor que genera ese amor. Como humanos, sin embargo,  y seres pensantes tratamos de definir y conceptuar el amor, buscando definiciones que reflejan ese sentir… y al hacerlo muchas veces se  le  ha mistificado creando expectativas absurdas que terminan por destruirlo.
Escritores y poetas se han referido a este.:

“Es tan absurdo pretender que un hombre no puede amar siempre a la misma mujer, como pretender que un buen violinista no pueda tocar siempre el mismo instrumento”(Honoré de Balzac)

Dejando en 2° plano el instinto natural de preservación al buscar emparejarse, notamos también que hay otra razón para ello  y esta es el percibir un intenso sentimiento de felicidad cuando la pareja surge.

“Puede uno amar sin ser feliz, puede uno ser feliz sin amar. Pero amar y ser feliz es algo prodigioso.”(Honoré de Balzac)

Sin duda que la felicidad nos hace vibrar, amar intensamente, nos hace más comprensivos, tolerantes y compasivos… sin embargo, la felicidad tiene siempre una fecha de expiración y el comprender  este momento de expiración tiene un valor, una apreciación más profunda de lo que significa la  felicidad. 
Si la felicidad estuviese siempre  asegurada…¿ qué incentivo tendríamos para buscarla, sentirla, percibirla, ilusionarnos con ella, o simplemente disfrutarla? La felicidad como todo lo demás vive en la impermanencia y ésta no permite que la encarcelen, que la amarren, que la obliguen o codifiquen…simplemente nace y se manifiesta y su manifestación perdurará siempre y cuando haya libertad .
La felicidad en pareja debe comprender una complicidad, un apoyo que es sostenido por el amor hacia el otro, en donde cada uno valora la propia  independencia y la del otro.

“He aprendido que no puedo exigir el amor de nadie, yo solo puedo dar buenas razones para ser amado…” (W. Shakespeare)

Desafortunadamente la vida en pareja ha sido estructurada cultural y socialmente y de acuerdo a la ley  y a los dogmas religiosos el matrimonio debe ser una sociedad indisoluble  'hasta que la muerte los separe', a veces con roles muy claros y específicos para cada quien. Esta estructura no contempla la libertad innata del ser humano, por el contrario la amarra para el beneficio de continuar y  dar vida a un “concepto de matrimonio”, a una idea de matrimonio que lo asegura como tal pero que no siempre  asegura  la relación  en sí misma.

El día de los enamorados apela a un compromiso con el otro por amor, no por obligación, en donde se disfruta auténticamente la compañía del otro y en donde se 'trabaja'   la comunicación con el otro,  la comprensión más que el orgullo, y el amor por la pareja más que el egocentrismo.



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