miércoles, 11 de diciembre de 2013

La interacción con el “otro”.

(por Ana-María Clasing)

Pienso en lo mucho que discriminamos,  casi en forma automática...
y  dejamos de lado esa posibilidad de cambio que existe en todos los
seres...a veces tildamos y  ya, lo hacemos  por las características que
conocemos en un momento determinado de tal o cual persona, sin sustraernos de contextos culturales, políticos y sociales arraigados en nuestra mente, que son justamente los que no permiten aceptar  cambios o transformaciones a las que todos estamos sujetos en el transcurso de nuestras vidas, y que dependen de tantas y tantas circunstancias.

¿Cómo puede el 'mindfulness'  O  la práctica de la atención plena ayudarnos a estar más conscientes  de nuestro entorno?  Mirando con atención a quien estamos conociendo, tratando de percibirlo ‘directamente’, escuchándolo  atentamente, sin juzgarlo,  ni etiquetarlo.
Una mente tranquila y concentrada no desperdicia energía, simplemente se avoca a la observación directa , no podemos desperdiciar energía  queriendo abarcar todo en un momento preciso,  sino que concentrarnos en lo que escuchamos y observamos en el momento de la interacción. Cuando nos habituamos a este tipo de acercamiento con el otro, con una mente entrenada en el 'mindfulness' poco a poco, logramos una visión más “panorámica”, la cual nos permite  estar atentos a todo lo que involucra un momento de percepción.

“Todos los estados  tienen su origen  en la mente”    (el Buda; “el Dammapada”)

Puesto que a veces es muy difícil  percibir la intención del otro, la nuestra  debe ser clara y transparente. Esta  actitud logra infundir en el otro  claridad que puede hacer desvanecer cualquier intención negativa que pudiese  interrumpir   aquella comunicación.
Únicamente nosotros somos  responsables de nuestros actos e intenciones y por ello estos deben  ser claramente expuestos en nuestra comunicación y en nuestro accionar, independientemente del efecto que las intenciones del otro  puedan suscitarse en nosotros. Las respuestas  derivadas de la “acción reacción” son aquellas que no permiten la toma de consciencia, ni la atención plena  sino que son generalmente inducidas por un ‘yo’ impulsivo, rápido y pleno de emociones aflictivas.