viernes, 27 de enero de 2017

Aplaudir la resiliencia y condenar la negligencia.

por Ana-María Clasing

Cuando Roma ardió  el deleite de Calígula debió  haber sido extraordinario al presenciar con frenético entusiasmo su ‘magnífica obra de arte’…
 Hoy Chile  se quema y quizás este evento es observado con admiración y júbilo por ‘algunos’, ampliándose aún más esta locura en estas mentes enfermas cada vez que se genera un nuevo foco incendiario.  
 ¿Cuáles serán, entonces  las responsabilidades que nos conciernen como ciudadanos ?
¿Ocuparán un rol  importante también la toma de conciencia sobre las negligencias, la  falta de implementos y  de mayor atención en el manejo de emergencias ? 
Lo más certero es que estas inquietudes requieren de una profunda  reflexión.
El chileno ha demostrado una gran resiliencia en estos días, de eso no hay duda y ésta es valorada puesto que involucra siempre  una gran  compasión. Aquel que perdió su casa apoya al que esta por perderla, aquel que no ha perdido nada reconoce en su corazón un gran sentido de solidaridad.
Sin embargo, la resiliencia debe ir acompañada de un sentido de responsabilidad el cual genera una gran capacidad de aprendizaje. Un aprendizaje que nos sirve a todos y que promueve la atención en el otro, no únicamente cuando se vive una emergencia, sino que  una atención que es capaz de percibir siempre  las causas, logrando  así la posibilidad de transformar  y  prevenir las consecuencias.  Chile es un país de catástrofes naturales, un país en donde su gente se ve enfrentada casi permanentemente a eventos graves, confrontado a caídas que exigen de una inmensa fortaleza para volver a levantarse. Son frecuentes las expresiones tales como:¡vamos chile!, ¡vamos que se puede!, ¡empezaremos de cero!, ¡con fuerza lo lograremos!, ¡ de alguna manera hay que levantarse!.  También somos capaces de  percibir y resaltar actitudes nobles porque las circunstancias del momento promueven la condición de ver esa nobleza; nobleza, que en otras situaciones y aún estando presente, no es percibida. Atención plena  día a día, en nuestro medio ambiente, en nuestra flora, en nuestra fauna y en nuestra humanidad debe ser el aprendizaje que acompañe a esta gran resiliencia... siempre