lunes, 17 de octubre de 2016

¿Es la meditación la clave para un mejor acceso al conocimiento?


Por Ana-María Clasing
(reflexiones)

¿Qué ocurre cuando meditamos?

Esta es una pregunta interesante que hoy está siendo investigada por muchos científicos que realizan estudios sobre la meditación. Algunos de los resultados que comienzan a surgir y que no dejan de sorprender, son los cambios en las capacidades cerebrales y mentales que  estos estados generan. Las conexiones neuronales han demostrado su capacidad de extenderse, profundizarse, moverse y de otorgar mayores capacidades en el campo de la cognición, de la percepción y de la memoria (la neuroplasticidad).

Demostrando también algunos resultados biológicos como  la activación de determinadas áreas cerebrales a través de Resonancia Magnética Funcional, TAC, PET,EEG computarizada. Cambios en la regulación del SNA (Sistema nervioso autónomo) con un predominio del parasimpático; resistencia eléctrica de la piel, actividad de la fibra muscular midiendo el ácido láctico en la sangre, sistema cardiorespiratorio, aparato digestivo. El predominio del sistema parasimpático es una de las características importantes que surge  de la meditación y que puede contrarrestar los efectos del estrés sobre los sistemas cardiovascular, respiratorio, la psiquis, aparato digestivo, piel, SNC (Sistema nervioso central) etc. (Symposium 2012/Denver).

La pregunta que arriba se hace entonces es relevante y otorga todo un nuevo campo en la investigación científica, además de validar en occidente una práctica conocida y practicada en oriente hace milenios.

¿De qué modo  la meditación refleja la experiencia directa del practicante y la valida? Esto es lo que ha interesado en oriente y esta es  la pregunta que allí se hace.
 La meditación es capaz de transformar estados mentales aflictivos en calma mental.

Ambas inquietudes (la occidental y oriental) reflejan un interés en la meditación y una constatación de los beneficios de ésta respectivamente.
Dentro de las “técnicas meditativas” están las meditaciones que nos proporcionan una natural calma mental, calma de la  aborágine  de pensamientos que invaden nuestra mente constantemente; lo cual  no es un “pensar en nada”, sino más bien un observar el flujo de pensamientos ‘in situ’ verificando  sus características cambiantes constantemente.
Están las  meditaciones analíticas que  han sido origen y motivo del  conocimiento en la historia de la humanidad, el conocimiento del uso de los metales y de las primeras herramientas entre la edad de bronce y de hierro por ejemplo, fueron fruto de una contemplación exhaustiva que precisó de una atención plena y de un desarrollo mental adquirido mediante una  meditación analítica, focalizada y concentrada en el objeto escogido. 
Este tipo de meditación es aquel que se realiza con una intención determinada y con un objetivo muy preciso, conocer lo desconocido y transformar lo ingrato, en ambos casos la mente es dirigida y anclada.
La meditación analítica sin embargo, necesita de una calma mental previa, de lo contrario no siempre nos llevará a conseguir nuestros objetivos, el ejemplo más concreto lo otorgan las meditaciones que analizan las emociones que nos afligen y que queremos transformar, una vez que las hemos identificado.

Surgen aquí inquietudes tales como ¿somos capaces de identificarlas? ¿Tomamos conciencia de estas?... Allí están la calma mental que se debe desarrollar también mediante un tipo de meditación específica. Una mente dispersa no será capaz de tomar conciencia  ni de transformar nada.

Mi experiencia en el norte de India durante muchos años me reveló la sabiduría de aquel que tiene la paciencia para esperar por los efectos beneficiosos que otorga  la meditación, la paciencia y la perseverancia en la práctica meditativa. El estrés interno que nos distingue a muchos occidentales y  en donde se exigen  resultados rápidos evidentes, se desvanecen en la práctica de la paciencia que surge como resultado en  la meditación y se convierte en requisito del actuar diario.

Cuando un maestro de la meditación, (me refiero a alguien con “muchas horas de vuelo” en esta práctica) nos recalca que debes sentarte y esperar que tu mente se tranquilice, lo que nos está diciendo es que la calma llegará en la medida que nos alejamos de aquel persistente  pensamiento en el ‘yo’. Y que en la medida que nuestros objetivos en la meditación cambian de dirección, que nuestra atención se sitúa más hacia la interdependencia con el entorno, con los demás, y con nuestra propia interdependencia,  ( ‘cada partícula contiene toda la información del universo’ ‘Mahabarata’ ) …la calma interna llega. Es entonces que con esta mente calmada y no apegada logramos observar nuestras propias emociones, sin juzgarlas, sin etiquetarlas, contemplándolas libremente, logrando así transformarlas cuando éstas nos afligen.   

Ambos tipos de meditación, (la calma mental y la analítica) son necesarios, lo analítico comenzará siempre en una mente tranquila, una mente calma que pueda llevarnos a la claridad del análisis y del conocimiento.

Sócrates solía pasar horas meditando en una idea, e incluso padecía de ‘interferencias’ que él denominaba  ‘el demonio’. El ‘demonio’ de Sócrates podría referirse comparativamente en los estudios del budismo  a las emociones  aflictivas que perturban nuestra mente. El acceso al conocimiento puede verse limitado  por las emociones aflictivas,  a las que el budismo alude como  84.000 y cuyos efectos perturbadores limitan el acceso al conocimiento.

La experiencia directa adquirida durante la meditación logra distinguir entre ‘lo que conocemos y cómo lo conocemos’, distinguir aquella emoción aflictiva que ‘aflige’ al practicante requiere reconocer la divergencia en áreas tales como el rol que tiene el esfuerzo aplicado en la práctica meditativa, la memoria y el análisis racional.

Durante la práctica meditativa se toma conciencia de estos estados y se comienza así el recorrido para solucionarlos.
Estos estados perturbadores, si no son  analizados,  serían los responsables del  difícil acceso al conocimiento,  porque no nos permiten percibir equilibrada y nítidamente el entorno ni a nosotros mismos.  Desde el punto de vista científico y en relación a la cognición se realizan hoy trabajos en el entrenamiento de la memoria utilizando técnicas meditativas como la neuro-imaginación en pacientes con Alzheimer (Phd. Gael Chételat-Inserm,Universidad Caen/Francia.) por ejemplo. 

El conocimiento no se adquiere lentamente en el  tiempo dicen  los maestros de la meditación, únicamente es necesario proveernos de una mente  calma y es allí  donde el conocimiento puede encontrar  refugio fácil y rápidamente.


Dentro del conocimiento fisiológico en la medicina, la autofagia; (genes especiales de limpieza celular que nuestro propio organismo produce) está el descubrimiento más reciente a nivel científico (Nobel de ciencia 2016). Somos capaces como organismos vivos avanzados de limpiar, reciclar y transformar elementos tóxicos dentro de nuestros organismos. Esta función, que hoy se descubre en su más detallada performance  forma parte del conocimiento interno del cuerpo  humano y del conocimiento externo que hacemos como especie humana, que de acuerdo a las  filosofías orientales únicamente hay que develar.