lunes, 5 de junio de 2017

El ‘mindfulness’ en relación a los pensamientos.
Por Ana-María Clasing
Recientemente asistí a un retiro sobre ‘Mindfulness basado en el equilibrio emocional’ (MBEB)
Fue una experiencia muy favorable y útil,  principalmente porque este programa, entrega herramientas que apuntan a “ observar” la mente durante los estados profundos de introspección; logrando así trabajar en forma consciente con la información que la mente recibe momento a momento, sin caer, ni  ser atrapados por un  análisis de ideas ,conceptos y pensamientos cargados de emociones y sensaciones. La práctica logra hacernos tomar consciencia de cada una de estas ideas, conceptos, pensamientos, etc. sin permitir que estas  nos invadan o ‘atropellen’ sin control alguno…  

Llevar a cabo esta experiencia de meditar, saber que lo estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo, es una   práctica común dentro del  denominado ‘mindfulness’ (prácticas de ‘atención plena’, conocidas en oriente dentro del estudio del budismo y otras tradiciones contemplativas,  llevadas hoy  a la investigación científica en occidente).Y aunque el meditar es una característica esencialmente humana, la experiencia de  observar la mente  cuando ésta está  tomando consciencia de  la información que recibe, ha venido reportando resultados muy útiles.

El cerebro humano en su evolución natural se ha visto confrontado a estímulos cada vez más  complejos que le han permitido tener una representación más sofisticada de la realidad.
Difiere de ese cerebro primitivo que confiaba únicamente en sus reflejos vitales para la sobre vivencia.

La atención que necesita un gato para atrapar a su presa requiere de mecanismos mucho más simples, que la que necesita un ser humano hoy, para comer y  dar de comer a toda su familia por ejemplo, ;(el dinero para comprar los alimentos, los recursos que posee, la preocupación etc. etc.) aquí la atención  debe realizar una serie de cálculos los cuales echan a rodar innumerables y complicados mecanismos mentales.  La gran  cantidad de estímulos puede saturar la mente de pensamientos, emociones, sensaciones... y alterar las capacidades de la atención.    

El tomar consciencia de lo que pensamos en el momento en que lo pensamos, convierte a la práctica en una eficaz herramienta para ‘hacer consciente’ la información que nos llega del exterior y del propio cuerpo con mayor precisión y definición.
A esta información que puede ser catalogada como ´un pensamiento’ por ejemplo, se le otorga, en la práctica, un ‘grado de  atención’, que no permite que el pensamiento nos  invada con toda su carga emocional,  sino que permite que el practicante logre  simplemente observarlo.

¿Cómo lograr observar un pensamiento? No es fácil! sin antes habituar  la mente a una práctica meditativa (ojalá diaria), en donde la mente puede ser dirigida una y otra vez a una ‘base segura’ a la respiración!… desde donde
muy gentilmente se la dirige hacia la observación de ese pensamiento o emoción que tanto insiste en invadirnos .El espacio creado entre la ‘base segura’ y el pensamiento permite la observación de éste.
La meditación de la respiración consciente es aquella “base segura” imprescindible para embarcarnos en “aguas más profundas”… si lo deseamos y si estamos preparados, esta base nos permite estar consciente y nos ayuda a tomar consciencia de pensamientos, sensaciones y emociones desde otra perspectiva… menos agobiante quizás.
El equilibrio que se logra es similar a aquel sonido armonioso que resulta de un instrumento al que no se le han tensado mucho sus cuerdas, ni tampoco han quedado sueltas; en la observación no debe haber únicamente mente, ni únicamente corazón…y por ello la meditación guiada apela a la consciencia de corazón y mente.

Se diría: “una práctica simple!!!”, sin embargo… y así como hacemos abdominales para reducir los 'rollitos' del abdomen, sabiendo que si no lo hacemos diariamente, con disciplina y adquiriendo una serie de hábitos alimenticios NO LO LOGRAREMOS!!!l  Así también sabemos que  la mente requiere de entrenamiento constante y regular.

La respiración es vida, lo sabemos, pero ¿estamos conscientes de ello? O es tan natural que no logramos ver cuán esencial y beneficiosa es. Sufrí de asma casi toda mi infancia y por ello desde muy pequeña debí aprender a respirar, a observar mi respiración y a valorarla,( todo esto dentro de un contexto de miedo por cierto, de quizás no lograr respirar justamente porque esa “base segura” estaba siendo amenazada.) 
Hoy veo como la respiración puede ayudarnos a sumergirnos en la observación de nuestra mente, de nuestros pensamientos y emociones de forma segura, manejándolos con control.

Las prácticas del programa MBEB son sensatas, ni complicadas, ni simples y en donde la propia experiencia de cada quien juega un rol importante, posee una gran dosis de compasión.