viernes, 19 de diciembre de 2014

Para estas fechas; una reflexión sobre la religión.



Por Ana-María Clasing
www.mednagarvar.blogspot.com

 Las religiones  nacen  de una necesidad humana, necesidad basada en una emoción inalienable y que constituye las bases  existenciales  de todos los seres sensibles; cual es la necesidad de amor. Las religiones han sido una guía de comportamiento ético, un refugio en donde cobijarse en momentos difíciles, una compañía, una justificación en momentos de gran sufrimiento… y fuente de amor.
Atribuible a todos los seres sensibles el amor es  deseado  y experimentado.
El hombre  sin embargo  busca identificarse con estructuras que delinean estas necesidades  creando así  las religiones, volviéndolas  muchas veces estructuras rígidas y dogmáticas, quizás sin tomar consciencia de que estas creaciones más que unirnos  nos separan.
Pero qué es lo que hace el  hombre usualmente  en todos los ámbitos de su vida, si no es separar, clasificar, calificar, cuantificar, agrupar, discriminar, peyorar, dignificar, priorizar, rechazar y mucho más…esa mente estructurada, dualista y mecanicista que  encasilla y que termina otorgando a estas clasificaciones  tintes  cargados de emociones  individuales  logrando  así una  mayor separación  aún.
Recuerdo hace algunos años  siguiendo un diplomado en “el estudio de las religiones”, con cuanto fervor cada profesor exponía  los conceptos de la religión a la cual estaba adherido. Recuerdo en especial  a uno de los profesores,  un Sheij teólogo musulmán,  erudito del  islam quien al entrar en la sala de clases y antes de saludar a sus alumnos repetía: “Dios, nada más que  Dios y Mahoma su profeta”. Sus clases eran muy interesantes e instructivas  y los alumnos  quedábamos maravillados  con  el conocimiento entregado. Lo mismo hacían los profesores  de  judaísmo, cristianismo, catolicismo e hinduismo y cada clase era un mundo separado  e “inherentemente existente”,  cada profesor  imprimía un sello de esta es la verdad a sus interesantes exposiciones.  El tomar consciencia de esta realidad  separatista y atraer nuestra  atención en una  meditación introspectiva  de este hecho  tan común  dentro del comportamiento humano, es  sin embargo útil, porque nos incita a la investigación sobre la verdadera naturaleza de la mente; cual es, y en contraposición a lo anterior, la unidad, el amor y la compasión, una mente libre de prejuicios, conceptualismos partidistas y dualismos innecesarios. 

El ¿Porqué yo y  porqué a mi?
Si nuestro pensamiento y reflexión parten  desde un “yo” cargado de emociones perturbadoras tales como apego, egocentrismo  y orgullo, no habrá comprensión en momentos de dolor y de pérdidas; la reflexión a  menudo se transformará  en  un ¿porqué a mi? En estos casos las sugerencias de meditar sobre el “selflessness” o en un yo inherentemente  inexistente serán de suma utilidad.
La experiencia hoy nos revela que es posible  visualizar un hilo conductor de unidad, entendiendo que las cosas y actos no provienen de la nada  y que si surgen  movidas por causas podemos  entonces analizar dichas causas y transformarlas. 


Puesto que el budismo como corriente filosófica y religiosa no es un dogma y  desde sus inicios se ha abierto  al estudio y al debate  acusando  recibo de la constante impermanencia y cambios que ocurren en la experiencia humana  sugiere,  por esta misma razón, que debemos prestar atención  y meditar sobre las causas de nuestros comportamientos separatistas.

Grandes maestros y maestras  eruditos y sabios, nos señalan que debemos  poner atención a nuestras conductas porque allí yacen los principios del amor, la compasión y la empatía y que a través de nuestros actos bondadosos estamos aplicando  la verdadera “religión”. 

Relacionado con  el aporte ético de las religiones,cito las palabras de un gran maestro el XIV Dalai Lama:

“En una era de  globalización  y de sociedades multiculturales; la ética basada en alguna u otra religión respondería únicamente a las necesidades de algunos de nosotros, no sería significativa para todos. En el pasado cuando las sociedades vivían relativamente asoladas y separadas una de otra, el abrazar aspectos éticos basados en su propia religión no aportaba dificultad alguna. Hoy, sin embargo, cualquier respuesta al problema de nuestra negligencia en relación a valores internos  basada en alguna postura religiosa, ya no podrá ser  una respuesta universal y por ende será siempre inadecuada. Lo que necesitamos hoy es un enfoque ético no referido a la religión  únicamente sino que un enfoque aceptado igualitariamente por aquellos que profesan una fe y aquellos que no: una ética secular.”(1)     

Señala el Dalai Lama
“Meditar con  serenidad  e introspección  nos conducirá al perfecto entendimiento  y  realización   del “ yo inherentemente inexistente (selflessness),  entendimiento que se traducirá  en experiencia a  través de la sabiduría que nos brinda la meditación”(2) .
“…incluir palabras como “surgimiento  y cese” _ es un medio para comprender las cosas; es una aproximación a la realidad. No podemos encontrar el momento exacto cuando un brote surge,  el proceso causal de la semilla produciendo un brote nos hace sentido únicamente en un nivel nominal y no puede ser explicado en el marco de una existencia de naturaleza inherente…” (3)
“…comúnmente  en el debate sobre surgimiento y cese se utilizan ejemplos sencillos como el de la semilla y el brote sin embargo en la meditación  apliquen este razonamiento a la rabia, el sufrimiento, el camino hacia la solución, etc. y contemplen cómo surgen.” (4)

(2)(3)(4)“Buddhism;One Teacher, Many Traditions”the Dalai Lama  Thubten Chodrón”.Traducciones de párrafos entre comillas de A.M. Clasing)(1) “Beyond Religion; ethics for a whole world”por Dalai Lama)