lunes, 19 de febrero de 2018

Del Libro “Beyond the Self: Conversations Between Buddhism and Neuroscience”
Por Matthieu Ricard y Wolf Singer (Kairós bajo el título “Cerebro y Meditación”).

Reflexiones: Ana-María Clasing
Con gran  interés he leído el artículo publicado en la revista “The Atlantic” con la excelente traducción de Gonzalo Brito sobre el libro “Beyond the Self: Conversations Between Buddhism and Neuroscience (Más allá del yo: conversaciones entre Budismo y Neurociencia.” Por Matthieu Ricard y Wolf Singer)
Sin duda el Budismo tibetano, como expresado muchas veces por Matthieu Ricard, es el gran aporte al estudio de la neurociencia planteado hoy en el interés y énfasis puesto en  la investigación de  la cognición, percepción y su importancia en la conducta humana.
Desde el lado de la labor científica, el Dr.Wolf Singer declara que: …” el esfuerzo analítico en la ciencia se centra más en lo externo que en lo interno como lo enfatizan contemplativos y meditadores”.
En ambos casos el objetivo se sitúa en la comprensión de la realidad, lo que es sin duda alentador puesto que une ambas intenciones.
El Budismo lleva más de 2.000 años estudiando la mente o el ‘comportamiento mental y empíricamente concluye de forma positiva y a través de la meditación y la contemplación que
la conducta frente a las emociones puede ser mejorada y equilibrada.

Sin embargo, y así como la ciencia avanza en descifrar el funcionamiento anatómico y fisiológico ocurrido en diferentes estados mentales, el contemplativo debe también familiarizarse, mediante el hábito de la práctica meditativa, con la comprensión de sus sentimientos y el surgir de sus emociones. Desde la observación de la propia mente, los pensamientos y emociones, surge la riqueza del  verdadero conocimiento de la realidad.

Declara Matthieu Ricard “No basta con pensar sobre cómo funciona la mente humana y elaborar teorías complejas sobre ella, como hizo Freud por ejemplo. Estos constructos intelectuales no pueden reemplazar dos milenios de investigación directa sobre el funcionamiento de la mente utilizando la introspección incisiva realizada con mentes entrenadas que han desarrollado gran estabilidad y claridad.
Siguiendo con el texto del libro, y en relación a los “constructos intelectuales” elaborados para emitir teorías complejas sobre la mente, el Dr. Wolf Singer pregunta :

“¿Por qué nos daría la naturaleza algo fundamentalmente negativo, algo que requiera un entrenamiento mental especial para su eliminación?

La respuesta de Matthieu Ricard: “Lo que nos ha dado la naturaleza en ningún caso es completamente negativo; es solamente su estado base…” y complementa su respuesta también con una pregunta, “no es esta una manera fácil de menospreciar la posibilidad de mejorar su calidad de vida, lo cual costaría solamente algo de razonamiento y esfuerzo?

No puedo dejar de pensar en las enseñanzas del gran erudito Shantideva (S.VIII D.C.) en su tratado “Guide to the Bodhisattva’s Way of Life” (una guía en el camino del Bodhisattva) en donde se menciona el desarrollo y la transformación mental que ocurre en la práctica meditativa.
En estas enseñanzas está implícito reconocer una cierta plasticidad mental que será de beneficio para superarnos, por ejemplo, en la compasión que desarrollamos hacia nosotros mismos y luego hacia los demás.

Y señala Matthieu Ricard: “…al comienzo, es difícil hacerlo apenas surge una emoción, pero al familiarizarnos cada vez más con esta práctica, se vuelve algo bastante natural. Cada vez que la ira muestra su rostro, la reconocemos de inmediato y la gestionamos antes de que se vuelva demasiado intensa.”
El “gestionar” implica una intención de cambiar ese estado mental, en primer lugar y luego hacerlo con el convencimiento que nos da la práctica meditativa recurrente al demostrarnos empíricamente que es posible la transformación.

Ciertamente “lo que nos ha dado la naturaleza…es solamente su estado base”  las palabras de Matthieu Ricard reflejan la posibilidad de seguir puliendo ese diamante en bruto que es la mente.





miércoles, 14 de febrero de 2018

14 de Febrero


El “Día de los Enamorados” relacionado  también con el día de  la pareja responde a una necesidad natural del ser humano de  emparejarse.
El emparejarse ha tenido   que ver con la necesidad de procrearse y perpetuarse en la especie, una necesidad meramente interesada en un objetivo muy claro.
Pero ¿está el amor involucrado dentro de esta natural necesidad de emparejarse?  Al parecer en la estructura humana el amor juega un papel muy importante en  esto de emparejarse.
Por amor se desea estar con el otro, el amor necesita ser entregado y recibido, el amor  lo abarca todo y  todo se percibe bajo el esplendor que genera ese amor. Como humanos, sin embargo,  y seres pensantes tratamos de definir y conceptuar el amor, buscando definiciones que reflejan ese sentir… y al hacerlo muchas veces se  le  ha mistificado creando expectativas absurdas que terminan por destruirlo.
Escritores y poetas se han referido a este.:

“Es tan absurdo pretender que un hombre no puede amar siempre a la misma mujer, como pretender que un buen violinista no pueda tocar siempre el mismo instrumento”(Honoré de Balzac)

Dejando en 2° plano el instinto natural de preservación al buscar emparejarse, notamos también que hay otra razón para ello  y esta es el percibir un intenso sentimiento de felicidad cuando la pareja surge.

“Puede uno amar sin ser feliz, puede uno ser feliz sin amar. Pero amar y ser feliz es algo prodigioso.”(Honoré de Balzac)

Sin duda que la felicidad nos hace vibrar, amar intensamente, nos hace más comprensivos, tolerantes y compasivos… sin embargo, la felicidad tiene siempre una fecha de expiración y el comprender  este momento de expiración tiene un valor, una apreciación más profunda de lo que significa la  felicidad. 
Si la felicidad estuviese siempre  asegurada…¿ qué incentivo tendríamos para buscarla, sentirla, percibirla, ilusionarnos con ella, o simplemente disfrutarla? La felicidad como todo lo demás vive en la impermanencia y ésta no permite que la encarcelen, que la amarren, que la obliguen o codifiquen…simplemente nace y se manifiesta y su manifestación perdurará siempre y cuando haya libertad .
La felicidad en pareja debe comprender una complicidad, un apoyo que es sostenido por el amor hacia el otro, en donde cada uno valora la propia  independencia y la del otro.

“He aprendido que no puedo exigir el amor de nadie, yo solo puedo dar buenas razones para ser amado…” (W. Shakespeare)

Desafortunadamente la vida en pareja ha sido estructurada cultural y socialmente y de acuerdo a la ley  y a los dogmas religiosos el matrimonio debe ser una sociedad indisoluble  'hasta que la muerte los separe', a veces con roles muy claros y específicos para cada quien. Esta estructura no contempla la libertad innata del ser humano, por el contrario la amarra para el beneficio de continuar y  dar vida a un “concepto de matrimonio”, a una idea de matrimonio que lo asegura como tal pero que no siempre  asegura  la relación  en sí misma.

El día de los enamorados apela a un compromiso con el otro por amor, no por obligación, en donde se disfruta auténticamente la compañía del otro y en donde se 'trabaja'   la comunicación con el otro,  la comprensión más que el orgullo, y el amor por la pareja más que el egocentrismo.