martes, 22 de mayo de 2018









Psicología de elite versus Compasión

Por: Ana-María Clasing

El concepto “psicología de elite” utilizado por el Papa en relación a los diversos eventos de abusos ocurridos dentro de la iglesia sugiere una connotación bastante más amplia, puesto que puede abarcar a la totalidad de nuestra sociedad y a su comportamiento.

Si bien es cierto que el término psicología se refiere principalmente a: ´la ciencia que trata el estudio y el análisis de la conducta y de los procesos mentales, tanto de los individuos como de grupos humanos en distintas situaciones y que abarca todos los aspectos de la experiencia humana´. La psicología también plantea que para comprender estos procesos mentales y de conducta en el ser humano es necesario un análisis profundo de la influencia ejercida sobre estos, ya sea por la presencia real, imaginaria o implícita de otras personas, o “del otro” o del pueblo. (Wilhelm Wundt, Völkerspsychologie,psicología del pueblo)
Es evidente entonces que un modelo o una referencia se hacen vitales para el conocimiento, la formación y la conducta de un ser humano. 

La definición que otorga el Papa en relación a la ”psiclogía de elite” es aquella que señala “el sentirse superior al resto de las personas” generando dinámicas de división, separación, círculos cerrados que desembocan en espiritualidades narcisistas y autoritarias en las que lo importante es sentirse especial, diferente de los demás...".

Cuan común es esto en el comportamiento social? y cuan común es que desde esta concepción muchas veces nos sentimos dueños de la verdad, discriminamos, influimos e incluso imponemos? La psicología de elite fomenta el individualismo, la manipulación, el dogma.

Cuando se habla de compasión por ejemplo muchas veces se aplica este principio de “psicología de elite” sintiendo “lastima por el otro” asumiendo una actitud de superioridad que impide involucrarse compasivamente con el dolor del otro.

Por otra parte la importancia de la psicología social radica en tomar consciencia de nuestra humanidad y más aún realizar que nuestra humanidad es compartida; sentimientos, sensaciones y emociones radican en todos nosotros de igual manera. Sin embargo, estos son entendidos de manera individualista y se les siente especiales y diferentes. 

Cuando la conciencia está presente se genera naturalmente una empatía y una  compasión que permite ver en el sufrimiento del otro, el propio, impidiendo así el daño a los demás. 

Una alusión a la falta de toma de conciencia como el "no ver más allá” lo señaló  Helen Keller así “es terrible no ver, pero peor sería no tener visión”.

La compasión en el budismo por ejemplo es definida como un sentido básico de cuidado, sensibilidad y apertura hacia el sufrimiento propio y el de los demás, con la intención genuina de intentar aliviarlo o prevenirlo, para ello se requiere de una fuerte motivación y de un compromiso en donde  la presencia del “yo” no es relevante.

De acuerdo a las escrituras budistas la Compasión involucra 4 componentes: 

1.- Conciencia del sufrimiento (conciencia cognitiva y empática). El darnos cuenta que el sufrimiento existe (1era. Noble Verdad dentro del Budismo)
2.- Preocupación empática relacionada a “ser tocado” por las emociones (componente afectivo). El realizar que existen causas para este sufrimiento. (2ª. Noble Verdad) Los tonos afectivos son los que regulan los tonos emocionales.

Estos dos primeros componentes constituyen una relación de causa y efecto.

3.-Un deseo de ver aliviado dicho sufrimiento (intención). El darnos cuenta de que existe un cese a este sufrimiento (3ª .Noble Verdad)
4.-Una disposición a la ayuda proactiva para aliviar el sufrimiento (motivación). El darnos cuenta de la existencia de un camino hacia el alivio de dicho sufrimiento. (4ª. Noble Verdad)

Estos dos últimos componentes promueven el logro.

Estos 4 componentes son interdependientes y necesarios para desarrollar la compasión. La compasión es tener en cuenta cuanto tengo del otro. Podemos observar también que requiere de un arduo trabajo psicológico en donde el análisis y la ponderación equilibrada del “yo” juegan un papel de vital importancia. La toma de conciencia de estos 4 componentes será la disposición mental de cada ser humano en esta humanidad compartida.