La psicología de la religión:
por Ana-María Clasing
Nace
como una disciplina derivada de la psicología.
En
occidente han existido destacados profesionales que se han dedicado al estudio
de la ‘psicología de la religión’;
Freud, Adler, Jung, Fromm entre otros.
Uno
de los objetivos de esta disciplina es el estudio del origen de la actitud
frente a la religión y del sentimiento religioso.
Desde
la perspectiva de las ´ciencias cognitivas
de la religión’ esta se centra en el estudio del pensamiento y
comportamiento religioso, empleando como campo de estudio métodos y teorías de
un amplio rango de disciplinas, por ej.: psicología evolutiva, inteligencia
artificial, antropología cognitiva, neurociencia cognitiva, etc.
Nuestro
biólogo y neurocientista chileno Francisco Varela, incursionó también en este
campo, otorgándole una especial importancia a la sincronía de la actividad neuronal y su relación con la percepción
y los estados de consciencia. Se le
denominó neurofenomenología, aplicable a todo tipo de pensamientos y
sentimientos, inclusive el religioso.
Es
justamente dentro de esta mirada científica que Fco. Varela introduce la
importancia de la experiencia en primera persona, la cual puede calar hondo incluso
en nuestra energía vital.
Es
indudable, y lo dicen también los textos budistas tradicionales, que nuestros
sentimientos de los cuales nacen emociones, están en estrecha relación con
nuestra percepción y con nuestros
estados de consciencia.
A
partir de la percepción de un evento traumatizante, por ejemplo, el ser humano
puede sentir una tremenda empatía con algo que está ‘más allá’ desconocido, y
que solo se explica como un sentimiento profundo de protección, en el cual éste
se cobija, naciendo así una devoción hacia ese sentimiento que se ha generado
desde la experiencia directa y que muchas veces se ve plasmado en creencias y
devociones religiosas a veces fanatizadas.
La
experiencia directa en primera persona, sin embargo, debe contemplarse desde el
estado de consciencia de quien percibe y comprender que dicho estado está en
permanente cambio pero que no depende de un proceso racional, sino vivencial, (Ej.: no asisto más a la iglesia o templo pero sigo teniendo conexión con Dios…) El cambio ha provenido desde la apreciación vivida en 1a. persona frente a una determinada liturgia...
.
Muy interesante
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