lunes, 30 de octubre de 2017

La falta de fundamento; un pensamiento budista de gran utilidad.

(por: Ana-María Clasing)

Un mundo sin fundamento, entendido en occidente como la falta de lo absoluto, o la ausencia de una meta final, puede llegar a ser un desastre en la existencia de los seres humanos… ‘si no hay fundamento, no hay nada’… no hay un objetivo por el cual seguir viviendo, no hay metas, no hay esperanzas y el caer en una depresión  a raíz de esto puede ser evidente.
Resulta muy claro que el mundo contemporáneo se ha vuelto reacio al tema de la falta de fundamento, sin embargo también es cierto que la falta de fundamento como concepto occidental difiere de la desarrollada por el ‘camino medio o Madhyamaka’ budista.
El budismo (Mahayana, del gran vehículo, Nagarjuna S.II) nos proporciona una segunda mirada a este pensamiento que ha estado durante siglos en nuestras mentes. El observar los estados mentales y constatar que tras mucha meditación aquellos  paradigmas enraizados que se han vuelto ‘obligatorios’, ‘fijos’ y ‘absolutos’  en nuestra mente, logran transformaciones válidas en experiencias comprobadas.
 El estudio de un ‘yo’ y  de un mundo sin fundamento ha sido tema ineludible en el budismo y en todas las prácticas meditativas. A través de estos se logra una  profunda comprensión de nuestra existencia, sin dejar de lado que al hacerlo se genera espontáneamente la  compasión, se anula la angustia y el desespero.

Un ‘yo’ y un mundo sin fundamento, no es negar el ‘yo’, ni el mundo, es simplemente observarlo y realizar que estos  son co-dependientes, que cambian, que su existencia no es intrínseca, ni independiente…por lo tanto se abstraen de un  fundamento concreto.
Las enseñanzas del budismo tienen aún mucho que entregarnos, no únicamente en un nivel intelectual y científicamente cognitivo, sino que en sus aspectos experiencia les a los cuales tenemos fácil acceso mediante la meditación y el Mindfulness.




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