miércoles, 19 de marzo de 2014

Reflexiones en la carretera

“Mindfulness” atención plena,  consciencia abierta el anhelado equilibrio…
¡Ni apegarnos, ni enajenarnos! Así como el músico talentoso con un oído privilegiado, logra afinar el instrumento para que éste le entregue exactamente la nota y aquel tono completamente unificado y armonioso, así también se consigue, tras familiarizarse con las prácticas meditativas ‘mindfulness’, la armonía para percibir, conocer y vivir la vida mejor conectados.
Lo que “nos interesa” no siempre es aquello que es interesante. Los momentos en el camino de la vida, si somos capaces de verlos, sentirlos y apreciarlos, se volverán piedras preciosas y tesoros de invaluable y verdadero ‘interés’. El tomar únicamente estos momentos y llevarlos a la conciencia, acusar recibo de estos, considerarlos sin juzgarlos, …solo mirarlos…dejan una huella de aprendizaje y un estímulo al nacimiento de emociones tales como la compasión y la empatía.
La vida apresurada y siempre en huída que solemos vivir, no es otra cosa  que un exacerbado sentido de protección, de desconfianza y de desunión entre los seres, huimos a nuestros refugios solitarios anhelando encontrar allí la paz tan deseada. La calle es un medio hostil por el cual debemos transitar y  lo hacemos irreflexivamente, apresurados y muchas veces de mal humor. ¿ Cómo podemos verle el rostro, a veces cansado o irritado a aquella joven del peaje quien cumple un turno y quien automáticamente te desea un ‘buen viaje’, cada vez que entrega el ticket a los ‘enajenados’ automovilistas?  No se hace contacto visual, no tenemos idea quien está sentado en aquella estrecha cabina. Y si seguimos viaje vemos con indiferencia o impotencia en el mejor de los casos, cómo el automóvil de adelante tira envases de chocolate o bebidas por la ventana. O simplemente cuando nos encontramos transitando por una carretera en donde debemos esquivar pedazos de perros descuartizados brutalmente, no es territorio de perros, lo sabemos, pero y la toma de conciencia sobre el porqué de estos en la carretera… ¿está presente?, ¿logramos dimensionar la cadena de causas y efectos, si no nos familiarizamos con la atención plena? Es una tarea que la mente humana debe emprender, es de largo aliento pero imprescindible para no caer en aquella decadente frase …”así es la vida”…, la vida la hacemos nosotros y somos nosotros quienes generamos los cambios, pero para ello debemos estar atentos. Atentos a no dañar, a no discriminar ni establecer desuniones en donde puede haber unidad.
El ‘mindfulness’ del que tanto se habla hoy únicamente desea proyectar una capacidad humana inherente. La compasión hacia nuestro entorno y hacia nosotros mismos es naturalmente espontánea y se manifiesta, lo podemos constatar en el diario vivir cuando somos capaces de disolver los velos del miedo, la ansiedad, el orgullo y la soberbia, el odio, la envidia, el egocentrismo, etc.
Es únicamente a través de la disolución de estas emociones aflictivas, que podremos desarrollar aquella atención plena y conciencia abierta de la que se habla, discute, desmenuza científicamente en los estudios de las ciencias cognitivas y epistemología en general. El ser humano, no logra tan fácilmente despojarse de  estas emociones pero, en caso de  lograr identificarlas, busca encontrar siempre una razón que le entregue una prueba científica acerca del porqué de nuestros comportamientos.  La  demostración, por ejemplo, que la compasión produce ciertos cambios a nivel cerebral y neuronal, asuntos que motivan al Instituto Mind & Life  y a otros al estudio de las capacidades transformadoras de la mente es una demostración que surge de ese anhelo.
Se sabe que los cambios conductuales arraigados en emociones aflictivas pueden ser aminorados, tranquilizados y comprendidos una vez que se toma conciencia de estos, sin embargo no aún disueltos se les debe observar con atención apelando luego a aquella ‘oculta’ pero existente capacidad compasiva dentro de todos nosotros.
¿No será prudente entonces, escuchar a aquellos contemplativos que llevan siglos aplicando técnicas de meditación con las cuales logran desenraizar las capacidades compasivas y de bondad amorosa latentes dentro de nosotros? Sin embargo, este entrenamiento que logra desenterrar cualidades innatas  es un trabajo de todos los seres por lo que sus resultados no se reflejan de inmediato y tienden a estimular, muchas veces, el desencanto y la irritabilidad. Para ello, el cultivo de la paciencia  es el antídoto.  
Ana-María Clasing

www.mednagarvar.blogspot.com

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