“Mindfulness” atención
plena, consciencia abierta el anhelado
equilibrio…
¡Ni apegarnos, ni enajenarnos! Así como el músico talentoso
con un oído privilegiado, logra afinar el instrumento para que éste le entregue
exactamente la nota y aquel tono completamente unificado y armonioso, así también
se consigue, tras familiarizarse con las prácticas meditativas ‘mindfulness’,
la armonía para percibir, conocer y vivir la vida mejor conectados.
Lo que “nos interesa” no siempre es aquello que es
interesante. Los momentos en el camino de la vida, si somos capaces de verlos,
sentirlos y apreciarlos, se volverán piedras preciosas y tesoros de invaluable
y verdadero ‘interés’. El tomar únicamente estos momentos y llevarlos a la
conciencia, acusar recibo de estos, considerarlos sin juzgarlos, …solo
mirarlos…dejan una huella de aprendizaje y un estímulo al nacimiento de
emociones tales como la compasión y la empatía.
La vida apresurada y siempre en huída que solemos vivir, no
es otra cosa que un exacerbado sentido
de protección, de desconfianza y de desunión entre los seres, huimos a nuestros
refugios solitarios anhelando encontrar allí la paz tan deseada. La calle es un
medio hostil por el cual debemos transitar y
lo hacemos irreflexivamente, apresurados y muchas veces de mal humor. ¿
Cómo podemos verle el rostro, a veces cansado o irritado a aquella joven del
peaje quien cumple un turno y quien automáticamente te desea un ‘buen viaje’,
cada vez que entrega el ticket a los ‘enajenados’ automovilistas? No se hace contacto visual, no tenemos idea
quien está sentado en aquella estrecha cabina. Y si seguimos viaje vemos con
indiferencia o impotencia en el mejor de los casos, cómo el automóvil de
adelante tira envases de chocolate o bebidas por la ventana. O simplemente cuando
nos encontramos transitando por una carretera en donde debemos esquivar pedazos
de perros descuartizados brutalmente, no es territorio de perros, lo sabemos,
pero y la toma de conciencia sobre el porqué de estos en la carretera… ¿está
presente?, ¿logramos dimensionar la cadena de causas y efectos, si no nos
familiarizamos con la atención plena? Es una tarea que la mente humana debe
emprender, es de largo aliento pero imprescindible para no caer en aquella
decadente frase …”así es la vida”…, la vida la hacemos nosotros y somos
nosotros quienes generamos los cambios, pero para ello debemos estar atentos.
Atentos a no dañar, a no discriminar ni establecer desuniones en donde puede
haber unidad.
El ‘mindfulness’ del que tanto se habla hoy únicamente desea
proyectar una capacidad humana inherente. La compasión hacia nuestro entorno y
hacia nosotros mismos es naturalmente espontánea y se manifiesta, lo podemos
constatar en el diario vivir cuando somos capaces de disolver los velos del
miedo, la ansiedad, el orgullo y la soberbia, el odio, la envidia, el
egocentrismo, etc.
Es únicamente a través de la disolución de estas emociones
aflictivas, que podremos desarrollar aquella atención plena y conciencia
abierta de la que se habla, discute, desmenuza científicamente en los estudios
de las ciencias cognitivas y epistemología en general. El ser humano, no logra
tan fácilmente despojarse de estas
emociones pero, en caso de lograr
identificarlas, busca encontrar siempre una razón que le entregue una prueba
científica acerca del porqué de nuestros comportamientos. La
demostración, por ejemplo, que la compasión produce ciertos cambios a
nivel cerebral y neuronal, asuntos que motivan al Instituto Mind & Life y a otros al estudio de las capacidades transformadoras
de la mente es una demostración que surge de ese anhelo.
Se sabe que los cambios conductuales arraigados en emociones
aflictivas pueden ser aminorados, tranquilizados y comprendidos una vez que se
toma conciencia de estos, sin embargo no aún disueltos se les debe observar con
atención apelando luego a aquella ‘oculta’ pero existente capacidad compasiva
dentro de todos nosotros.
¿No será prudente entonces, escuchar a aquellos
contemplativos que llevan siglos aplicando técnicas de meditación con las
cuales logran desenraizar las capacidades compasivas y de bondad amorosa
latentes dentro de nosotros? Sin embargo, este entrenamiento que logra
desenterrar cualidades innatas es un
trabajo de todos los seres por lo que sus resultados no se reflejan de
inmediato y tienden a estimular, muchas veces, el desencanto y la
irritabilidad. Para ello, el cultivo de la paciencia es el antídoto.
Ana-María Clasing
www.mednagarvar.blogspot.com