El ‘mindfulness’ en relación a los pensamientos.
Por Ana-María Clasing
Recientemente
asistí a un retiro sobre ‘Mindfulness basado en el equilibrio emocional’ (MBEB)
Fue
una experiencia muy favorable y útil, principalmente porque este programa, entrega herramientas que apuntan a “ observar” la mente durante
los estados profundos de introspección; logrando así trabajar en forma consciente con la información que la mente recibe
momento a momento, sin caer, ni ser atrapados
por un análisis de ideas ,conceptos y
pensamientos cargados de emociones y sensaciones. La práctica
logra hacernos tomar consciencia de cada una de
estas ideas, conceptos, pensamientos, etc. sin permitir que estas nos invadan o ‘atropellen’ sin control alguno…
Llevar
a cabo esta experiencia de meditar, saber que lo estamos haciendo y cómo lo
estamos haciendo, es una práctica común
dentro del denominado ‘mindfulness’ (prácticas de
‘atención plena’, conocidas en oriente dentro del estudio del budismo y otras
tradiciones contemplativas, llevadas hoy
a la investigación científica en
occidente).Y aunque el meditar es una característica
esencialmente humana, la experiencia de observar la mente cuando ésta está tomando consciencia de la información que recibe, ha venido
reportando resultados muy útiles.
El
cerebro humano en su evolución natural se ha visto confrontado a estímulos cada
vez más complejos que le han permitido
tener una representación más sofisticada de la realidad.
Difiere
de ese cerebro primitivo que confiaba únicamente en sus reflejos vitales para
la sobre vivencia.
La
atención que necesita un gato para atrapar a su presa requiere de mecanismos
mucho más simples, que la que necesita un ser humano hoy, para comer y dar de comer a toda su familia por ejemplo, ;(el dinero
para comprar los alimentos, los recursos que posee, la preocupación etc. etc.) aquí la
atención debe realizar una serie de
cálculos los cuales echan a rodar innumerables y complicados mecanismos mentales. La gran
cantidad de estímulos puede saturar la mente de pensamientos, emociones,
sensaciones... y alterar las capacidades de la atención.
El
tomar consciencia de lo que pensamos
en el momento en que lo pensamos, convierte
a la práctica en una eficaz herramienta para ‘hacer consciente’ la información que nos llega del exterior y del propio
cuerpo con mayor precisión y definición.
A
esta información que puede ser catalogada como ´un pensamiento’ por ejemplo, se le otorga, en la práctica, un ‘grado de atención’, que no permite que el pensamiento nos
invada con toda su carga emocional, sino que permite que el practicante
logre simplemente observarlo.
¿Cómo lograr observar un pensamiento? No es fácil!
sin antes habituar la mente a una
práctica meditativa (ojalá diaria), en donde la mente puede ser dirigida una y otra
vez a una ‘base segura’ a la
respiración!… desde donde
muy
gentilmente se la dirige hacia la observación de ese pensamiento o emoción que
tanto insiste en invadirnos .El espacio creado entre la ‘base segura’ y el pensamiento
permite la observación de éste.
La
meditación de la respiración consciente es aquella “base segura” imprescindible
para embarcarnos en “aguas más profundas”… si lo deseamos y si estamos
preparados, esta base nos permite estar consciente y nos ayuda a tomar
consciencia de pensamientos, sensaciones y emociones desde otra perspectiva…
menos agobiante quizás.
El
equilibrio que se logra es similar a aquel sonido armonioso que resulta de un
instrumento al que no se le han tensado mucho sus cuerdas, ni tampoco han
quedado sueltas; en la observación no debe haber únicamente mente, ni únicamente
corazón…y por ello la meditación guiada apela a la consciencia de corazón y mente.
Se
diría: “una práctica simple!!!”, sin embargo… y así como hacemos abdominales
para reducir los 'rollitos' del abdomen, sabiendo que si no lo hacemos
diariamente, con disciplina y adquiriendo una serie de hábitos alimenticios NO LO
LOGRAREMOS!!!l Así también sabemos que la mente requiere de entrenamiento constante y
regular.
La
respiración es vida, lo sabemos, pero ¿estamos conscientes de ello? O es tan
natural que no logramos ver cuán esencial y beneficiosa es. Sufrí de asma casi
toda mi infancia y por ello desde muy pequeña debí aprender a respirar, a
observar mi respiración y a valorarla,( todo esto dentro de un contexto de
miedo por cierto, de quizás no lograr respirar justamente porque esa “base segura” estaba siendo amenazada.)
Hoy veo como
la respiración puede ayudarnos a sumergirnos en la observación de nuestra
mente, de nuestros pensamientos y emociones de forma segura, manejándolos con control.
Las
prácticas del programa MBEB son sensatas, ni complicadas, ni simples y en donde
la propia experiencia de cada quien juega un rol importante, posee una gran
dosis de compasión.